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Os ayudaré a encontrar otras texturas de la vida a través de las entradas que ponga aquí. Muchas gracias por vuestra visita.

martes, 13 de octubre de 2009

Rojo Sangre

No tengo un instrumento de escritura
que plasme el carmín fulmíneo,
que dibuje los contornos de una gota,
de una lágrima al fuego como el rojo.

bajo la llama la abraza,
la brasa ardiente con pasión de fuego...
Amargo el color, amarga la gota
No es de silencios, ni de vida,
ni de mi juventud, ni senil,
ni de vientos que en un azur zafir vienen en tropel,
el galope de las nubes, suaves como estelas de mar,
de aquella lengua húmeda que lame el rojo de mi corazón...
de aquél polvo entre tus manos...

Rougeatre...

El aliento en el vidrio,

¿De qué está hecha tu lengua? Sí, ¿tu lengua roja?
No su fuego, ni su azor, ni sus cenizas; ¿sino tu lengua?
aquel mar que se plasma en nuestros cuerpos,
las pieles que aprisionan otras almas;
pero, tu lengua, ¿qué la conforma?,
no las mentiras, ni el capricho ni las sombras,
ni la estrella centelleante en tus pupilas,
ni el habernos amado bajo el drago:
veneno inasible de la entraña abierta;
pero, ¿aquel líquido?, tu lengua, ¿qué la teje?
no la espiral que la consume a poco,
no la inquietante sombra del olvido,
ni el arapo vil con que languideció en otrora,
sino, ¿aquella substancia que destila?,
¿qué es, si no es veneno, si no es elixir,
ni morfina alguna,
ni belladona, ni cicuta, ni la hiel bermeja?
¿Qué es pues lo que aprisiona a tus palabras;
lo que desata la locura de tu mente;
lo que te ata a mí y lo que me lía a ti,
aquello que nos urde, nos anuda o desanuda?
No me lo explico en lo gélido de la llama,
no lo comprendo en el cadalso yermo,
ni en el rojo patíbulo en que me hablas...
a estertor del día:
¿de qué está hecha tu lengua?

Tengo el polvo en mis manos de tu vida,
No tengo lengua, ni substancia ni veneno,
y en mi boca ya sólo hay sangre.
Rojo sangre.

Hernán Sicilia - N (19)

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Articulado

Cansado de la obscuridad gritó a la luz!

Unas fauces no consumen todo:
lo que ven, lo que tienen y no poseen,

aquello que aprisionan y mascullan,
lo decible, lo indecible,
todo aquello que es finito.

Las fauces lo devoran todo:
el mundo sordo de un grito que se les escapa:
espacio y vorágine.



Esa caja engranada en goznes,
que gira bestial como una maquinaria fabricada por el hombre;
aquél sistema que engulle lo que camina;
ahora el hombre no se satisface con ser canival:
ha pactado sus instintos en los hyerros.

Hernán Sicilia - N (19)

domingo, 12 de julio de 2009

Hecho de Barro

Inamovible el polvo. Restaba compacto en la figura felina de una fiera. Y dos ojos escrutaban lo pérfido de un instante.
Los ojos del gato tienen un espesor de tierra
y dos líneas sus pupilas: horizontes.

Alguien me ha dicho que cuando sus pupilas son luceros negros, es porque en ellas el terror reside.

Son las imágenes de un espanto,
de un monstruo atroz,
de una osadía,
de un crimen.

No llora nunca, porque su piel absorbe, lo poco o mucho, que de sus ojos sale.
Pero su mente capta el episodio entero,
Se estrella el cuerpo, se desprende un miembro:
la cola dicen, el equilibrio ser.




Y ahora, sólo en el vacío existe,
destazado; olvido
pero el instante resta
como resta el barro
aun este seco...


Hernán Sicilia.

lunes, 29 de junio de 2009

Cristal cortado

Qué hay detrás del vaso, que se rompe, que se corta?

La mano que sostiene? Las huellas que atesoran?
En el cristal se constituye un vacío,
es lo que contiene una ausencia, y un lugar donde de todo hay cabida.
Pero, qué pasa con el interior cuando se rompe?
A dónde va el vacío que se escapa?, cuando se rompe el vaso, o el cristal se quiebra?
Ya no se contiene más ni de sí se muestra. Otra realidad que no es materia, sino lo que de ella suena.





Qué hay de la sed en que nos remonta el vaso?
cuando ya éste está roto y no contiene nada?
Hablo de la sed, de sus adentros, de su estrago y su saciedad.
Hablo del cristal, del vaso, que se quiebra, que se incrusta cuando ya nada le ha quedado.
y es tan vacío, y por vacío lo tiene todo, lo entiende todo y lo comprende en todo.
Cuando el vaso ha quedado en trozos esparcido,
cuando no se pueden pegar ni volverse a conformar,
cuando no reflejan la luz ni la refractan,
todo se ha ido, ha sido terminado,
y nada volverá, y nada es para siempre.


Por qué volver a saber del espacio del vacío, del cristal y del vaso que son la contención de la nada y la nada sin memoria. Por cuánto se pesa el vaso sin contenido pesa tanto, puesto que aunque sea incoloro, inodoro, y así insípido; contiene a la nada y por lo tanto a todo, nos contiene en sí, nos contiene a todos.




El vaso contiene a la nada, la contiene, y por lo tanto a todo, nos contiene en sí, nos contiene a todos.



Hernán Sicilia - N (19)

domingo, 28 de junio de 2009

Del Cáliz, el azar

Cuántas veces no quisieran volar,
las horas que han sido marcadas y ansiadas quizá,
por la indiferencia de un cielo sin sol,
sin luz y sin sombras; en puras tinieblas.


Cuántas horas no quisieron volar,
antes de amar o soñar, o gritar
caer dos segundos y al otro girar
tornárse en un eco que no suene más,
la imagen torcida de un sueño y su mar:
Enjambre...



Cuántas veces no queremos tocar, las horas que vienen, que viven, se van. Tan pronto uno es tiempo no vuela en sí más, se torna y torna y se hace girar, dos veces seguidas, caída abismal. Así y volar y soñar y correr, tanto tiempo sin ser, sin ser tiempo, sin más; quisiere ser tiempo, medido, rapaz; fugarme en la estela del cielo y del mar; aquellas estrellas que trotan per se; aquellas, las olas que buscan su sed. Lanzarme de arriba, del ser, dó todo es otrora y entrama su tez; alforja, congoja, y elixir sin miel. Cuanto tiempo he querido tomarme la hiel, de un tiempo que es tiempo y en sí es su ser. Corría el viento sobre la amapola, la olía, comía, probaba su piel, al cabo decía: "no puede beber, más vino, más dulce, más néctar que Ayer". Así yo posaba mi vuelo en azar, girando, tornando, y volviendo a girar; tres veces seguidas y no volveré. Tanto tiempo perdido tras nubes de or'zuz. Cuántas veces así fuimos, sólo uno sin más. Medir lo despacio que corre la prez, soplar a la vela que ostenta su luz. Ser uno, ser muchos y así fenecer, en mundos sin mundos, sin sombras ni luz.


Cuanto tiempo perdido tras cuatro paredes, bajo un techo fallido, roido. . .

Cuántas veces decirte que no te amo más, que mis pocas congojas se deben a ti, si cielo encendido, sí nube de azar, destino atroz que me eleva en vapor, no dudes que siento en lo hondo del ser, una eterna locura de ira y de ser. Dónde, dónde, caíste, feroz ave fénix.


Cuando conocemos algo detrás de una ventana, de un cristal que no se puede quebrar, de pronto se escuchan las voces que componen la materia. Por qué no comprendo aquello que viene, que es inerme y eterno, que no perece y aparece muchas veces más. Cuando tocamos todo aquello por dó pasa la luz, todo aquello que siendo ciegos dejan ver, cálida esperanza de un sueño que no es. Tras esa ventana, tras ese cristal, se esconde la trampa de un destino fatal. Azar, salobre, sin agua y sin sal; azufre, no infienro, ni eterno fulgor. Recuerdo el baladro, recuero el cristal, incrustado el primero y estallado el que sigue; tras el episodio fatal.



Hernan Sicilia - N (19)

miércoles, 20 de mayo de 2009

Divisaba la sombra

En mis ojos divisaba la sombra de mi destino. La manta del iris se veía manchada por el carmín de la sangre. Se escurre la substancia. Y no parpadean, se tragan un orgullo.
En mis ojos divisaba la blanquecina estela que seguía a la ola en la arena. Tropezaban los pies con la marea, y caían las hojas inexistentes del silencio.
En mis ojos divisaba aquel espejo: agua seca. El lago que mil soles consumió hoy vuela a otro confín.
En mis ojos divisaba la rabia desmedida, de la nube, de su llanto, de un labrado tormento que no se mostró al mundo. Hoy soñara con el mañana y mañana soñare con el hoy, ayer es ayer y nada más. Polvo yerto en la piedra, es la misma piedra que se desprende, no podemos decir que es el alma de la piedra ni sus ojos ni su muerte, es sólo polvo, polvo, polvo y nada más.
En mis ojos divisaba la espuma chirriante de un ayer que se devolvía al éter. Callado estatuto de mi condena, lisiado ardor de una pasión que tuvo que evitarse. Amor de entrañas, amor de otros años, caduca ilusión que vino agonizante. Antagonía, Agone, Agone, reposa Harmonía, ilusión de mis sentidos: secos leños, tosco humo, lápida inhábil, abierto averno.
En mis ojos divisaba el sol y las estrellas, y quimeras y sirenas y estupor de otras condenas. El inocuo trote de caballos, de centauros, de unicornios desmedidos. Tropel de oprobio, tropel falaz.
En mis ojos divisaba la eterna oración y mis plegarias; veía entero un universo infinito y finito e infinito y finito y terminaba. Como aleación, tóxico Mercurio, Venus tu ama y a ti te desagrada. Vago espectro, no del vitral transparente, sino plomo, lava, yermo, tosco y leso. Beso, ceso, terso, fenece el aroma, fenece la aurora, se ahervora el trigo, centeno y cebada. Somos de pan, no de polvo ni de piedra. Hechos de harina, no de polvo, no de piedra.
En mis ojos divisaba calisa la piedra, más lisa y entera, petril y escalera. Tras ti el sol se esconde, montaña. Madera y su hueco y recoge en sus adentros la materia del vacío. Acompasa estas flores que fenecen, que perecen. Recoge del loto la sabia nostalgia de la ignorancia. Ignora la empresa que ahora os congoja, ignora tu mente, tus pasos, tu aroma. Perfume y elixir que extasian al fénix. Quisieras morirte, no irte ni huir.
En mis ojos divisaba marea y la brea que enreda sutil, sus polvos en arcos, estruendo y crujir; paja, marea, heno y licor.
En mis ojos divisaba aquel fuego que fue, aquel hielo que era lo que hoy ya no es.
Hernán Sicilia

jueves, 12 de febrero de 2009

La sombra de mis ojos

La sombra de mis ojos anidará en el espíritu de mi corazón.


Bien, hablaré de los ojos, aquel tema que siempre me apasiona de sobremanera. Un tema que se sublima con otro que también me entra mucho, el alma humana. Hace poco pude filmar las escenas de un cortometraje donde trato de captar la esencia de esa alma... pero el tema que me incumbe ahora son los ojos, y todo lo que pieso sobre ellos.



Los ojos: el elemento más importante en el ser humano, tanto para la recepción de información como la salida de información etérea de su alma, de su sublimación con un mundo de entes, de energía y de espíritu, de mente, y de la doctrina de Hermes. El color nos dice algo, y nos puede atraer, pero no lo es todo en un ojo. Hay algo en este cuerpo que está en la línea entre cuerpo y alma, que sobrepasa cualquier plano de lo mundano, y que puede captarnos y cautivarnos. En el ojo se encuentra todo, la memoria de esa franja muy delgada entre un mundo material y otro no terreno es infinita y muy profunda, se encuentran los recuerdos, las vivencias, la esencia, todo; todo está ahí concentrado como un núcleo atómico que pasa de materia a energía.



Al ver los ojos, se conoce a una persona, al ver los ojos puede sentirse su esencia, y captar todo sobre aquella persona, sobre aquel ente, sobre aquel ser.



Las palabras podrán mentir, las gesticulaciones también, las personas podrán tratar de ocultar sus sentimientos, pero los ojos jamás podrán mentir... sólo aquellos profesionales y maestros de la actuación podrán encontrar ese click para controlar la apariencia de sus emociones a través de los cristales de su alma... porque el alma no se puede controlar... pero aquella válvula de escape de ésta, sólo algunos que comprenden su funcionamiento pueden tangiblemente modificar su apariencia. Pero la mayoría no puede mentir al cien por ciento, se les olvida un pequeño detalle que lo más quizá sea que no estén consciente de el, los ojos no pueden ocultar lo que sienten, lo que siente el alma que los posesiona.



Al pasar el tiempo, éste imprime en su iris los pasajes de la vida del ente que los contiene. Y también los pasajes su alma aprisiona y hace suyos, y a su forma los vive. Los ojos son únicos, por más que se parezcan, por más que la genética haga de las suyas, los ojos son únicos y se van marcando de forma especial en cada individuo...



En lo general la mayoría de los ojos me extasían, y me fascina el poder que tienen, puesto que es por donde sale la energía con mayor fuerza, nunca han sentido ambos láseres de energía que se desprenden de ellos al color la mano frente a ellos..?



Extenderé el tema y prosas poéticas sobre el tema más adelante, las siguientes entradas!..



HernsN